...CuEsTiÓn De PeChOs...
Frío y porosa la superficie de ese suelo, en el que se posaba la conjunción perfecta entre tus caderas y las mías, el fresco no transfería más allá del primer manto de nuestra piel, todo el resto era un altercado constante y ardoroso de caricias delirantes y libérrimas. Los labios colisionaban desgastando las lenguas como si fuese la primera y última vez que acaeciera. Reflejaba una escena de lo más armónica y usual, de no ser por el intenso ardor que escalaba hacia mis pechos cada ocasión que se encontraban con los tuyos.